La hija del productor que combatió el fuego en su campo y salvó a su madre viralizó su foto
Hace más de un mes se iniciaron los incendios en la provincia de Córdoba. Lamentablemente, algo común a esta altura del año debido a las condiciones climáticas: poca humedad, viento y escasez de lluvias. “Desde que empezó la cuarentena, allá por marzo, no cayó una gota ni un solo día”, cuenta María Ángeles Ceballos, una vecina de la zona de la Cosquin.
Los incendios forestales en las serranías del Valle de Punilla, en Córdoba, aún siguen activos y -según datos oficiales-, ya fueron afectadas sólo en esa provincia más de 30.000 hectáreas. Este lunes, además, un hombre de 34 años fue detenido acusado de generar un nuevo foco cerca de la ciudad de Capilla del Monte.
“Hay nuevos incendios todos los días, es una situación difícil de controlar. Los bomberos voluntarios hacen lo que pueden”, describe Ceballos. “El domingo el cielo estaba amarillo, no se veía el sol, hoy el ambiente esta contaminado de cenizas. Es muy triste lo que sucede”, reconoce.
Entre tantas historias de vecinos que viven la provincia, está la de Sergio Cotolini, un productor de 43 años, padre de dos hijas que, desesperado por apagar las llamas, salió a combatir los focos en las 700 hectáreas de su campo.
Su acto heroico se viralizó en las redes sociales gracias al posteo de su hija menor, Lourdes. “La verdad no tengo palabras, en cuestión de segundos ves cómo se va perdiendo todo. Ver la cara de mi viejo te deja sin palabras”, escribió la joven, acompañando el texto por la foto de su padre con el rostro cansado y sucio por las cenizas. En minutos la publicación acumuló 100 mil likes, y comentarios de reconocimiento por su coraje.
Sergio es un productor agrícola-ganadero de Reducción, una localidad ubicada sobre la ruta 8, entre Río Cuarto y La Carlota. Desde el sábado lucha contra las llamas incontrolables que arrasan con todo.
“Por la tarde empezamos a ver cómo se volaba la tierra, había humo y olor. Llamé a los vecinos para que me ayuden, nos prepararemos con agua, tractores. Estaba lejos, a unos tres mil metros, pero en veinte minutos arrasó todo, eran impresionante el fuego y la altura de las llamas. Volaban las chalas encendidas de los maíz y prendían nuevos focos, así que fue imposible”, relata aún impactado por la voracidad del fuego.
De las 700 hectáreas que posee, 250 fueron quemadas íntegramente. Allí no solo tiene hacienda, sino siembra algo de maíz y soja. Desesperado por salvar algo, Sergio intentó apagar el fuego, que recorrió unos 20 kilómetros desde Bengolea hasta la Ruta 8 y llegó a su campo .“No dejó nada… había demasiado viento, algo que nunca ví”.
Las ovejas, caballos, y cerdos en su mayoría sobrevivieron porque los dueños de los campos y los peones cortaron los alambrados para que escapen. “Tuvimos que hacerlo porque ya no teníamos como resguardarlos”. La siembra, por su parte, se perdió. También se quemaron todas las líneas de corriente eléctrica y los transformadores.
Mientras el fuego arrasaba, la madre de Sergio estaba dentro del casco, que fue afectado. “Vive sola desde que falleció mi papá hace unos meses. Cuando pudimos controlar la situación llamé a mi mujer para que la vengan a buscar. Por suerte no le pasó nada”.
Ahora está toda la familia (madre, mujer y dos hijas) viviendo en el pueblo, ya que en la zona no se puede estar por las cenizas. “Nosotros nos quedamos para seguir intentando apagar los focos”, contó.
La foto de su rostro tiznado que se hizo viral fue tomada en modo selfie por Sergio durante un momento de pausa. “Mis hijas me reclamaban, estaban preocupadas, entonces les envié una imagen para que vean que estaba bien. Y bueno, despues Lourdes la subió a las redes generando todo lo que ocurrió”, completa la historia.
Sergio es parte de esa tierra, está enojado con los que acusan a productores ser los responsables de los focos de fuego en la provincia. “Que nos echen la culpa de estos incendios me da una indignación bárbara. Yo nací y me crié en el campo, viví y trabajé siempre de esto y estoy tranquilo de que todo lo que hemos logrado ha sido con esfuerzo”, explica.
“Ahora no queda otra que volver a empezar”, dice resignado. La erosión es profunda. “Tenemos mucho trabajo por delante. Vamos a empezar a surcar los lotes. Lo primero que tendríamos que hacer es lograr parar las voladuras de las chalas, porque sino nos van a matar”, comenta.
También está tratando de recuperar algo de alambre para evitar perder toda la hacienda, aunque no sabe cómo los va alimentar con los suelos como están, devastados. La esperanza es que vuelva a llover. “Sería una bendición que sucediera para que esto se recupere antes”.
Hoy, con la cara limpia y la frente en alto, le va a dar pelea al destino: ” Me toca empezar de cero. Así me enseñó mi abuelo que compró un pedacito de esta tierra, después siguió mi padre, y ahora yo”. /Infobae
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La verdad no tengo palabras, en cuestión de segundos ves como se va perdiendo todo. Ver la cara de mi viejo te deja sin palabras. pic.twitter.com/MeGTD2205H
— Lourdes (@lourdescotoloni) August 24, 2020