«Para las cefaleas derivadas del consumo excesvo de alcohol, recomiendo cualquier antiinflamatorio, como ibuprofeno o aspirina. Evitaría, sin embargo, el paracetamol, porque este fármaco hace trabajar al hígado y, en episodios de resaca, este órgano ya está haciendo un esfuerzo extra con la eliminación de los tóxicos de nuestro cuerpo», afirmó a El País Morris Robledo, médico de familia y secretario de información de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
¿Qué es la resaca?
La resaca es un grupo de signos y síntomas desagradables que pueden presentarse después de tomar demasiado alcohol, tal como lo definen los expertos de la Clínica Mayo. Como si sentirse mal no fuera suficiente, las resacas frecuentes también están asociadas con un desempeño deficiente y conflictos en el trabajo.
Como regla general, cuanto más alcohol tomas, más probabilidades tienes de sufrir resaca el día siguiente. Sin embargo, no hay una fórmula mágica que indique cuánto alcohol se puede tomar de manera segura y, aun así, evitar la resaca.
Si bien son desagradables, la mayoría de los casos de resaca desaparecen solos, aunque pueden durar hasta 24 horas. En el caso de que elijas tomar alcohol, hacerlo de manera responsable puede ayudarte a evitar futuras resacas.
¿Cuáles son los síntomas de la resaca?
Los síntomas de la resaca, habitualmente, comienzan cuando el alcohol en sangre baja de manera importante hasta alcanzar, o casi alcanzar, cero grados. Por lo general, su efecto es máximo la mañana siguiente después de una noche de haber bebido mucho. Según qué bebida y cuánta cantidad hayas tomado, podrías tener los siguientes síntomas:
Fatiga y debilidad
Sed excesiva y sequedad de boca
Dolores musculares y dolores de cabeza
Náuseas, vómitos y dolor estomacal
Menos horas de sueño o sueño de mala calidad
Aumento de la sensibilidad a la luz y al sonido
Mareos o sensación de que la habitación gira
Temblores
Menor capacidad para concentrarte
Alteraciones del estado de ánimo, como depresión, ansiedad e irritabilidad
Latidos del corazón rápidos
El alcohol puede provocar una caída del azúcar en sangre. Si el nivel de azúcar en sangre cae a niveles muy bajos, puedes tener fatiga, debilidad, temblores, alteración del estado de ánimo e, incluso, convulsiones.
El alcohol hace que los vasos sanguíneos se dilaten, y esto puede provocar dolores de cabeza.
El alcohol puede producir sueño, pero impide que se alcancen las fases del sueño más profundas y suele provocar que te despiertes en medio de la noche. Quizás te sientas atontado y cansado. Fuente: Iprofesional