Molina explicó que “el tiempo histórico que estamos viviendo tiene muchas particularidades, así surge la necesidad de reflexionar y no dar por terminada ninguna de las cuestiones que hemos venido analizando. No dar por definitivas ninguna de las lecturas que hemos realizado, sea de hechos o de personas. La situación de pandemia mundial ha puesto ante nosotros la necesidad de pensar y repensar, incluso aquello que creíamos agotado. Los referentes históricos locales son también parte de ese objeto cultural cuya significación debe volver a ser indagada”.
En ese sentido, sumó que “Rosario Vera Peñaloza o Rosarito, habitualmente es considerada una figura que solo un sector de la vida educativa, un sector muy reducido de la vida política, suele tenerla en consideración y casi de manera exclusiva en torno a la fecha del 28 de mayo”.
“Esta situación, en términos políticos, nos plantea la necesidad de volver a abrir cada escrito, mensaje, testimonio u obra hecha por Rosario Vera Peñaloza; de modo que la invitación a reconsiderar su mensaje apunta, no tan solo a los docentes, a los maestros de la escuela primaria y al campo educativo, por eso me pareció importante recuperar ese Decálogo Patriótico que forma parte de textos mayores que ella escribió y que responde al contexto socio-histórico y político que se vivía a principios del siglo XX, cuando estos textos comenzaron a existir”, comentó Molina.
Sumergiéndose en las características del Decálogo Patriótico, Molina confió que “hay un texto más extenso que se llama Credo Patriótico y dentro de ese tipo de obras figura este pequeño escrito a modo de las máximas sanmartinianas, que está enumerado del uno al diez, y la mayoría de ellos ni siquiera alcanza la extensión de un renglón. Lo que constituye una invitación a pasar por cada uno de ellos de modo lento”.
La Patria
“Este Decálogo Patriótico nos trae un concepto y un credo en torno a esta palabra: Patria, donde usa palabras muy significativas como amor y verdad en referencia a la idea de Patria que construye. Usa la palabra dignidad, nacionalidad y usa conceptos fuertes, fundantes, en tono de advertencia enérgica. Me refiero al de: indiferencia cívica, tolerancia indebida ante esa indiferencia cívica. También en tono de advertencia y fundando una moral política, habla de no jurar en su santo nombre, o sea que Patria es un nombre santo. La palabra patria aquí toma distancia del concepto habitual que estamos acostumbrados que es el escolar, y es en referencia a militares y- o políticos”, explicó.
En ese orden, sostuvo que “en esta Rosario que escribe, no hay ese concepto habitual de patria y hay mucho más que aspiración de un acto escolarizado de memoria histórica en torno a una gloria Patria, hay más bien, una noción y sentido de Patria de carácter ciudadano. Y para este momento histórico, resulta profundamente significativo traer a esta Rosario que nos habla de Patria junto a vida digna, de patria y gloria, patria y nacionalidad, patria y verdad”.
Asimismo, consideró que “desde la segunda mitad del siglo XX en los países más desarrollados y desde la década del 80 en adelante en el tercer mundo, vivimos el avance creciente de una cultura individualista en extremo. Es la filosofía y una espiritualidad que ha necesitado alentar, fundar y volver a fundar, un modelo cultural que se llama el neoliberalismo, que lejos de ser solo un conjunto de recetas económicas que se aplican en cualquier país del tercer mundo en modo repetitivo hasta el hartazgo, ese modelo económico, político y cultural ha precisado de alentar un individualismo que creció en todos los ámbitos de la vida”.
“En Rosario V. Peñaloza, desde el punto uno al décimo de ese Decálogo Patriótico, hay una trinchera de ideas, de concepciones, para contrarrestar ese individualismo. El Decálogo arranca planteando el amor a la Patria como un algo superior del amor a sí mismo. Inmediatamente instala una moral patriótica, pues establece con un rotundo no, a la imposibilidad, a la ausencia de deber cívico de aquel que jura en nombre de la Patria de modo falso”, grafica Molina.
Además, argumentó que “cuando habla de honrar a la Patria no habla de grandes actos, habla de honrar a la Patria en los actos cotidianos de cada ciudadano, habla de alentar el sentimiento patrio, de no fomentar la indiferencia cívica frente a ese símbolo y de no tolerar comportamientos indebidos respecto de ese sentimiento patrio”.
Vida digna
A la vez sumó que “hay algunos puntos de ese decálogo como los son el seis, siete y diez, donde para este momento histórico que vive La Rioja, nuestro país y el mundo, de pandemia, de dolores, temores y muertes, es esperanzador leer a una Rosario Vera Peñaloza que asocia la dignidad patria con la vida digna de cada uno de sus habitantes. Lo que hay ahí es un proyecto de sociedad, un modelo de Estado, una nación que no se piensa ni por arriba, ni más allá de cada uno de sus habitantes. Y si la vida de uno de sus habitantes es indigna esa patria no es digna, no hay dignidad patria con ciudadanos con vida indigna, eso dice el decálogo de Rosario Vera Peñaloza”.
También explicó que en el Decálogo Rosarito: “habla de la necesidad y el deber de cuidar los bienes del estado más que los propios, lo que es del estado como un bien de todos, por encima y más allá de los bienes particulares. Es el fundamento necesario para fundar una ética de la solidaridad, donde lo común merece la primacía por encima de lo particular”. “Es precisamente lo opuesto al modelo económico y cultural que nos ha venido dominando por lo menos este último siglo la mayor parte de los años, habló del 76 aquí, la mayor parte de los años de estos últimos 50, hemos sido dominados por una ética individualista por el afán de lucro por la economía sobre cualquier aspecto de la vida. En Rosario Vera Peñaloza, en su ética política volcada en este Decálogo Patriótico lo común está por encima de lo particular no sólo de sí mismo sino hasta de los bienes”, destacó.
Por otro lado, explicó que “no ambicionar los derechos de las demás naciones nos pide, pero tampoco hacer nada que mengüe la capacidad de Argentina frente a otras naciones. Ese es un discurso clarísimo y dice por ejemplo a aquellos gobernantes que endeudan una patria, y la arrodillan delante de banqueros y grandes intereses. A esa gente Rosario Vera Peñaloza tiene algo para decirle, todo aquel que mengua la capacidad de Argentina de saberse digna de vivir dignamente lo que hace es traicionar esta nacionalidad esta patria pues arrodilla y ayuda a ser vencida”.
Por último, hizo hincapié en que “el Decálogo Patriótico es un texto bueno de ser recuperado en estos días nos solo por maestras o del sistema de educación sino por políticos, ciudadanos, por madres y padres por gobernantes por jueces a todos nos habla esta riojana que quizás en este aspecto hasta hoy no la hemos sabido recuperar”.
Decálogo Patriótico
Amar a la patria más que a sí mismo.
No jurar en su santo nombre falsamente.
Conmemorar sus glorias.
Honrar a la madre patria en todos los actos de la vida.
No matar el sentimiento patrio con la indiferencia cívica o la tolerancia indebida.
No realizar acto alguno que mengue la propia dignidad. Quien se dignifica a sí mismo, dignifica a la patria.
Cuidar los bienes del estado más que de los propios.
Buscar y practicar siempre la verdad.
No desear jamás tener otra nacionalidad.
No ambicionar los derechos de las demás naciones ni mucho menos pretender su dominio y dar a la Argentina capacidad para no ser superada ni vencida.