Como explica la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE), la enfermedad celíaca «es una intolerancia permanente al gluten del trigo, cebada, centeno y probablemente avena que se presenta en individuos genéticamente predispuestos, caracterizada por una reacción inflamatoria, de base inmune, en la mucosa del intestino delgado que dificulta la absorción de macro y micronutrientes».
Uno de los grandes problemas de esta enfermedad, pese a ser una «vieja conocida» es que tiene difícil diagnóstico, por lo menos en adultos. «La intolerancia al gluten se reconoce bien en los niños porque da muchos síntomas (vómitos, diarreas, náuseas, astenia, irritabilidad, pelo frágil…), pero cada vez se descubren más casos en los adultos con pocos síntomas, por lo que puede enmascararse con otros problemas haciéndose difícil de diagnosticar. Hay que investigarlo bien, haciendo análisis de sangre y también una endoscopia digestiva para tomar biopsias porque puede puede llegar a haber complicaciones de tipo tumoral», advierte Martínez Olmos, investigador del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (Ciberobn).
Por algún motivo, probablemente comercial, se ha extendido la idea de que los alimentos sin gluten son más sanos que los que lo tienen. «Hay mucho markerting, de hecho, el tenista Djokovic publicó un libro en el que contaba que se quitó el gluten y desde entonces, jugaba mejor al tenis. Fue alucinante lo que generó en la población. Mucha gente dejó de tomarlo por lo que comentaba», cuenta Susana Monereo, jefe del servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Gregorio Marañón de Madrid. Incluso Rafa Nadal se pronunció al respecto: «Ahora parece que el régimen libre de gluten es grandioso. Dentro de tres o cuatro años encontraremos otra cosa que será grandiosa también y lo libre de gluten ya no funcionará. Yo no la hago y estoy feliz».
«El gluten está presente en muchos alimentos y la gente no lo sabe, como el caso de los embutidos o también en el aceite si se empana. Personas sanas comen, por ejemplo, salchichas «glutenfree», palabra que se ha convertido en un «hashtag». Creen que son saludables y resulta que tienen grasa saturada», señala Monereo.
«Hay que mirar bien las etiquetas porque para dar determinada textura a los productos de bollería, por ejemplo, se añade determinada grasa aunque el producto se haya hecho con harina sin gluten», advierte en la misma línea Martínez Olmos.
Al final, se trata de un reclamo publicitario y los alimentos sin gluten solo deben ser consumidos por personas celíacas, asegura Monereo. «Al resto no le hará ni bien ni mal ya que son productos que no son garantía ni de saludable ni de bajo en calorías ni de nada que se le parezca. Comer gluten no es malo pero tampoco es imprescindible, se puede reemplazar por otras proteínas de origen vegetal como el arroz…El problema es que si comes sin gluten, además, pagarás el doble y no obtendrás beneficios».
Fuente: abc.es